¿A partir del creciente proceso de despolitización se estaría incubando un nuevo huevo de la serpiente? ¿Los partidos políticos se estarían convirtiendo en espacios vacíos o no-lugares como el transporte colectivo (en donde se entra, se sienta y se sale sin saludar ni ser elegido)? ¿Somos acaso rehenes de una maquinaria implacable, compuesta entre otros por poderes judiciales y legislativos que conviven con la venalidad y el enriquecimiento ilícito, una prensa armada con periodistas chiveros (que acaba con la opinión pública), y una educación superior que es un archipiélago de universidades incestuosas incomunicadas entre sí, que frustra sistemáticamente las vocaciones intelectuales y condiciona el mundo editorial? ¿Esta deformación de la sociedad democrática sería posible porque ha existido un parricidio que sacrificó el panteón de nuestros próceres, un ostracismo de los hombres sabios y virtuosos, y una contaminación del régimen republicano? ¿Estaría el sistema democrático inficionado de arribismo (cortoplacista), gatopardismo (entrismo), oportunismo (capitulacionismo), y seguidismo a los carismas mediáticos, que está acabando con la meritocracia, y donde como reza la letra ciudadana “no hay aplazaos ni escalafón” y donde los inmorales nos han superado? Eduardo R. Saguier RADICALES LIBRES |