Por Eduardo R. Saguier

 

Lo que prueba que el reportaje del periodista Alfredo Leuco hecho al
filosofo Santiago Kovadloff el 14 de abril de 2014 se trata de una operación
periodistica financiada por el gobierno Kirchnerista y muy probablemente por
el propio Ministerio de Ciencia y Tecnica, donde Leuco revela que ha perdido
su espiritu critico y su independencia profesional en aras de una pauta
publicitaria son sus propias opiniones vertidas un año atras el 13 de marzo
de 2013 en un articulo titulado «ciencia y futuro»:

Por Alfredo Leuco | 13 de Marzo de 2013
http://alfredoleuco.com.ar/2013/03/ciencia-y-futuro-13-de-marzo-2013/

«Está claro que soy muy crítico del kirchnerismo. Sobre todo de su impronta
autoritaria y de la tendencia hacia el cristinato. Pero eso no significa
que no pueda reconocer y elogiar sin medias tintas algunos aspectos
positivos del gobierno nacional… Pero hay algo mas que tengo que saludar
sin eufemismo alguno. Creo que Lino Barañao, le dio a la ciencia argentina
uno de los lugares más importantes de su historia. Mas presupuesto,
estrategias inteligentes, pluralismo técnico y nada de confrontación
partidista, son algunos de sus méritos. Hay que destacarlo. Y no solo por su
capacidad intelectual y por su eficiencia de funcionario. El reconocimiento,
también es para Cristina que en este plano como en todos, tiene injerencia
directa.

«Estoy hablando en general de toda la actuación de Barañao y también de
algunas cuestiones coyunturales. Ayer la presidenta presentó un plan para
duplicar en siete años la cantidad de científicos. Una idea brillante que
merece el apoyo de todos los partidos políticos. Debería ser una agenda de
estado que trascienda el 2015. Eso es música para los oídos de la patria.
Todas son buenas noticias. El aumento del presupuesto para poder invertir
más en investigación, más vinculación y articulación con las empresas,
universidades y las provincias».

«Como dijo Barañao en su discurso: es el motor de la prosperidad para todos.
La sola creación del ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación
Productiva fue un acierto. Designarlo a Barañao, también. Tienen
conocimientos profundos y casi no muestra prejuicios ni ánimos de
confrontar con nadie. Prefiere construir y convocar a todos los científicos
que quieran regresar del exterior. Esa materia gris repatriada es la mejor
estrategia que podemos tener como país».

«Mentes brillantes formadas en estas tierras que puedan volcar sus saberes
en estas tierras. Se va a poner el foco en los sectores estratégicos como
la agroindustria, el medio ambiente y el desarrollo sustentable y la
energía, entre otros. Barañao es un militante de la ciencia y el progreso y
la camiseta partidaria no le impone prejuicios ideológicos. No tuvo empacho
en elogiar la siembra directa y la revolución tecnológica que convirtió a
la agricultura argentina en la más competitiva del mundo. Y se atrevió a
comentarle esos conceptos a la propia Cristina, cosa que muchos ministros
no se animan».

«Hay muchos aspectos para elogiar de esta parte del gobierno de Cristina.
Pero lo sobresaliente, lo deslumbrante hay que buscarlo en el imponente
Instituto Max Planck, un centro único en América Latina que ya funciona en
el Polo Científico de Palermo. Se lo defino con dos palabras: Primer mundo.
O con una: excelencia. Hay 1.200 metros cuadrados de laboratorios con
equipamiento de última generación. Los jefes de equipo rindieron examen y
tuvieron que poner toda su capacidad. Nada de amiguismos ni de favoritismos
partidarios. Meritocracia. Los mejores, como debe ser. Ahí donde había
ratas y yuyos, en donde supo vivir la bodega Giol, hoy se ha levantado un
templo del progreso. Una catedral del conocimiento al servicio de todos los
argentinos. Eso es una asamblea permanente de neuronas que provocan envidia
y deberían servir como ejemplo para nuestros jóvenes».

«Todos profesionales cargados de experiencia y capacitación en las mejores
universidades y centros científicos del mundo. Allí se combaten asesinos
degenerativos como el cáncer, el mal de Alzheimer o el Parkinson. Allí se
construye un futuro sin mezquindades y con la inteligencia celeste y
blanca. Vale la pena celebrarlo. Y no olvidarlo jamás. Nobleza obliga».