Desde hace un tiempo, la multinacional Carrefour viene propalando una pegadiza melodía que no identifica, como cortina musical para su propaganda, que publicita los precios de sus productos.
La melodía citada pertenece a una antigua canción titulada «When Johnny comes home again»
que rememora la angustia y el dolor del pueblo norteamericano sumido en una guerra civil que costó un millón de muertos, el 3% de la población de entonces (1861-1865) , y de cuya conclusión resultó el fin de la secesión de los estados sureños y la emancipación de una esclavitud varias veces centenaria, lo que significó un punto de inflexión para la historia de la humanidad.
Ahora bien, la pregunta de rigor que cabe formular, es si dicha melodía, que es una suerte de himno para el pueblo norteamericano, puede ser utilizada para publicitar los precios de una multinacional que sólo persigue maximizar sus ganancias. ¿Cabría que Carrefour utilizara para su publicidad la melodía de «La Marsellesa»? ¿La sociedad y el estado francés tolerarían que su himno fuera usurpado para beneficiar las ganancias de Carrefour? Entendemos entonces que en los preceptos comunicacionales deberían regir códigos éticos que preservaran la sacralidad de los símbolos nacionales y universales.
Carrefour se aprovecha que en Argentina y demás países de la periferia mundial, donde lucra con la distribución privilegiada de sus mercancías, los medios de comunicación que la propalan aparentan ignorar el origen de esa melodía histórica. También extraña que las autoridades responsables de controlar los medios de comunicación privados no hagan cumplir el código ético que ordena respetar los símbolos históricos de los pueblos con quienes mantenemos relaciones diplomáticas. Sorprende también que la representación diplomática estadounidense no haya elevado su protesta por el indiscriminado uso mercantil de un símbolo tan caro al pueblo norteamericano.
Eduardo R. Saguier